Hoy en día, el casino ya no se limita a un espacio físico: cabe en un bolsillo y se activa con un par de clics. Apostar desde el celular, ya sea a un partido de fútbol, una ruleta virtual o una mesa de póker en vivo, es parte de una nueva era digital conocida como iGaming. Esta transformación ha generado nuevas dinámicas de consumo, oportunidades económicas y la necesidad urgente de ajustar los marcos regulatorios.
México es uno de los países donde este fenómeno ha tenido mayor impacto. Según Astute Analytica (2024), el mercado nacional fue valorado en USD 11.370 millones y se estima que alcanzará los USD 40.640 millones para 2033, con un crecimiento anual compuesto de 15,7%. Las apuestas deportivas, en particular, han sido un motor clave de este crecimiento, con volúmenes que superan los miles de millones de dólares por evento a nivel global.
Sin embargo, este auge ocurre bajo una regulación desfasada. La Ley Federal de Juegos y Sorteos de 1947 no contempla el entorno digital, lo que ha dejado al iGaming en una zona gris normativa. México avanza con fuerza en este sector, pero sin una dirección clara ni herramientas de control adecuadas.
BOOM SILENCIOSO
En 2024, el mercado mexicano de apuestas en línea alcanzó un valor de USD 2700 millones, según el portal especializado iGaming Today, y se proyecta que superará los USD 4200 millones para 2033 si continúa su actual ritmo de crecimiento, estimado en 19,7% anual entre 2023 y 2028, de acuerdo con Bonafide Research. Este crecimiento no se limita a las grandes ciudades: gracias al uso de celulares, las apuestas, ahora digitales, han penetrado también en regiones más apartadas.
Con más del 78% de los mexicanos usando celular —y planes de datos desde 8 dólares mensuales—, las plataformas como Codere, Bet365 o 1xBet han optimizado sus interfaces móviles incluso para zonas con baja conectividad. Además, han integrado medios de pago locales como Oxxo Pay y Mercado Pago, que ya procesan el 55% de las apuestas digitales.
El fútbol también ha contribuido en la expansión de este rubro. De acuerdo a Atlaslive, el 51% de las apuestas digitales se vincula a la Liga MX en el 2024. La práctica del micro betting (apostar al siguiente gol, tiro de esquina o tarjeta en tiempo real) ha disparado el tiempo de permanencia en los aplicativos y con ello, los ingresos para los operadores.
UN NUEVO JUGADOR MEXICANO
De acuerdo a TGM Research, el perfil del jugador ya no es exclusivamente masculino o joven. El 39% de los usuarios activos en 2024 fueron mujeres, muchas de ellas participando en juegos como tragamonedas, ruleta en vivo y bingos online. Esto ha obligado a los operadores a adaptar interfaces, contenidos y promociones.
Además, según ENV Media, predomina el segmento de 25 a 44 años, pero crece rápidamente el grupo mayor de 50 años, que accede a través de redes sociales y apps amigables con el público senior. Este nuevo jugador es digital, exigente, usa criptomonedas y busca plataformas alineadas con su estilo de vida móvil.
“México es, sin duda, el mercado más flexible y dinámico de América Latina”, afirmó Alain Gendreau, CEO de Neosurf, durante el iGaming Americas 2025.
TECNOLOGÍA FINANCIERA
El auge del iGaming no solo responde al entretenimiento, sino también a la evolución de los medios de pago. Hoy se puede apostar escaneando un QR o desde una app. Para los no bancarizados, Oxxo Pay se ha convertido en una puerta de entrada fundamental, con más de 18.000 tiendas donde es posible pagar un voucher digital en efectivo.
A ello se le suma que existe una innegable transformación tecnológica al integrarse las criptomonedas en el sistema de pago. Uno de los casos es la Fintech mexicana Bitso, regulada en Gibraltar por la GFSC, que cuenta con más de 8 millones de usuarios en América Latina.
“Las criptos han ganado terreno por su rapidez, seguridad y privacidad, convirtiéndose en una alternativa muy valorada entre los jugadores mexicanos más tecnificados”, agregó Alain Gendreau, CEO de Neosurf.
VACÍOS DE SUPERVISIÓN
Si bien los avances del iGaming son sustanciales, el tema regulatorio no ha seguido el mismo ritmo. En el análisis publicado en Yucatán Magazine, titulado “México tiene una autoridad competente, pero sin herramientas digitales que le permitan ejercer un control real sobre lo que sucede en línea”, se indica que, si bien la Secretaría de Gobernación sigue siendo la encargada de autorizar licencias de operación, lo hace bajo un marco normativo que no contempla el mundo digital, pues se rige bajo la Ley Federal de Juegos y Sorteos de 1947. De hecho, no existe un reglamento específico que delimite responsabilidades, protocolos tecnológicos o reportes estandarizados a las plataformas digitales.
A diferencia de otras industrias digitales —como la banca o el comercio electrónico— donde entidades como la CNBV o el SAT han implementado sistemas de auditoría electrónica y trazabilidad, el sector del juego en línea opera con opacidad tecnológica. No existe una plataforma nacional de supervisión digital, ni un sistema automatizado de alertas, ni requerimientos de conectividad entre el regulador y los servidores de las casas de apuestas.
Según el portal especializado Scaleo.io, México está entre los países con “alto volumen de operaciones online y bajo índice de fiscalización electrónica”, lo que lo convierte en un terreno atractivo para operadores que buscan mercados grandes pero con poca vigilancia estructural.
En el Informe de investigación del mercado de iGaming en México de iGaming Today se puede evidenciar que “sin supervisión digital moderna, el crecimiento del iGaming no puede traducirse en políticas públicas, ni en recaudación, ni en confianza del mercado formal”.
IMPACTO ECONÓMICO
De acuerdo con LinkedIn Insights México, más de 8000 empleos han sido generados en empresas vinculadas de manera directa o indirecta al juego en línea, en áreas que van desde el desarrollo de software hasta el soporte técnico y el diseño de campañas digitales. Dichos puestos suelen estar ocupados por profesionales jóvenes con alta especialización tecnológica y forman parte del nuevo ecosistema laboral que se mueve entre lo formal e independiente.
El impacto positivo también se refleja en un ecosistema de servicios creativos complementarios, como traductores, editores de video, community managers, diseñadores y creadores de contenido en plataformas como Twitch o YouTube, que encuentran en el iGaming una fuente de ingresos constante. Incluso proveedores internacionales como SoftSwiss o Evolution Gaming han comenzado a tercerizar parte de sus procesos en México, aprovechando el talento digital local y los costos operativos más bajos que en otros mercados.
“El iGaming ha sido uno de los detonadores clave de innovación financiera en la región”, consideró Santiago Alvarado, director de Bitso Business. Por ello, formalizar este sector no solo fortalecería su fiscalización, sino que permitiría visibilizar el empleo y el valor agregado que hoy se mueve desde la sombra en la economía digital mexicana.
Actualmente, el iGaming ya es una industria digital consolidada en México. El reto no es detener su avance, sino encauzarlo con una regulación moderna que garantice seguridad, control y convierta su expansión en desarrollo económico sostenible.