En Estados Unidos, la administración del presidente Donald Trump emprendió un ambicioso plan para cuadruplicar la producción nuclear del país, con el objetivo de garantizar energía abundante y estable para centros de datos de inteligencia artificial, bases militares y laboratorios estratégicos.
Un combustible nuclear alternativo para la inteligencia artificial
La estrategia no se limita al uranio tradicional. Washington busca utilizar combustible reciclado que proviene de residuos radiactivos y plutonio militar de ojivas nucleares desmanteladas. Según The Washington Post, se trata de un «imperativo de seguridad nacional» para asegurar el suministro energético de infraestructuras críticas sin depender de la red eléctrica convencional ni de combustibles importados.
El Departamento de Energía de Estados Unidos ya identificó en sus inventarios todo el uranio y plutonio aprovechable para reconvertirlo en combustible nuclear. Entre estos materiales está el plutonio procedente de armas desmanteladas, considerado uno de los más peligrosos del planeta.
Nuevas tecnologías de reciclaje nuclear en Estados Unidos
Empresas emergentes como Oklo y Curio desarrollan el piroprocesamiento, un método que introduce barras de combustible gastado en sales fundidas y utiliza electricidad para separar los componentes útiles. Las compañías sostienen que esta técnica es más segura, económica y menos contaminante que los procesos químicos anteriores.
Oklo, respaldada por Sam Altman, fundador de OpenAI, anunció una inversión de casi 1.700 millones de dólares en un Centro de Combustible Avanzado en Oak Ridge, Tennessee. El lugar es emblemático: allí se enriqueció uranio para el Proyecto Manhattan hace ocho décadas.
Plazos acelerados y cambios regulatorios
Trump firmó una orden ejecutiva que obliga a la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos a completar cualquier licencia de reactor en 18 meses, cuando antes el proceso tardaba más de una década. La Casa Blanca también ordenó reescribir las normas de exposición a radiación, que considera «excesivamente cautelosas».
Los plazos establecidos son concretos: el Ejército debe operar un reactor en una base nacional antes de septiembre de 2028, y el Departamento de Energía tiene 30 meses para inaugurar al menos un reactor avanzado que abastezca centros de datos de inteligencia artificial.
Además, el gobierno liberará 20 toneladas de HALEU (uranio de bajo enriquecimiento de alto ensayo) para nuevos reactores y planea firmar 20 acuerdos internacionales de cooperación nuclear durante el actual Congreso.
Alianza tecnológica entre el Reino Unido y Estados Unidos
En paralelo, el primer ministro británico Keir Starmer y el presidente Trump firmaron un acuerdo de prosperidad tecnológica que incluye la inteligencia artificial, la energía nuclear civil y las tecnologías cuánticas.
El documento describe la inteligencia artificial como «la tecnología que define nuestra era» y establece colaboración para desarrollar infraestructuras, facilitar el acceso de investigadores a sistemas de computación y crear programas conjuntos de intercambio de talento.
En energía nuclear, ambos países buscan liderar lo que llaman «la era nuclear dorada». Londres y Washington planean impulsar tecnologías innovadoras en reactores y combustibles nucleares avanzados, optimizar procesos regulatorios y lograr la «independencia total» del combustible nuclear ruso para finales de 2028.
El acuerdo también abarca el desarrollo conjunto de tecnologías 6G, computación cuántica y ciberseguridad. Como parte de la visita de Trump al Reino Unido, empresas estadounidenses comprometieron inversiones récord de 150.000 millones de libras (173.000 millones de euros) en territorio británico.