El húngaro László Krasznahorkai recibió este jueves el Premio Nobel de Literatura 2025, un reconocimiento que coloca bajo el foco internacional a uno de los escritores más singulares y exigentes de la literatura contemporánea. La Academia Sueca destacó su «obra cautivadora y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte». Pero, ¿qué hace tan relevante a este autor de 71 años?
Krasznahorkai representa una tradición literaria centroeuropea que conecta con Franz Kafka y Thomas Bernhard, caracterizada por el absurdo y el exceso grotesco. Anders Olsson, presidente del comité Nobel, lo definió como «un gran escritor épico» de esta corriente. Su literatura no ofrece lecturas fáciles ni respuestas tranquilizadoras, sino que desafía al lector con prosas densas, hipnóticas y construidas con una arquitectura narrativa poco convencional.
László Krasznahorkai, un estilo único e inconfundible
La obra de László Krasznahorkai destaca por su forma radical de narrar. Sus novelas prescinden de la estructura tradicional y apuestan por párrafos extensos, a veces capítulos enteros sin punto y aparte, que crean un efecto de flujo continuo y asfixiante. Esta técnica, lejos de ser un capricho formal, sirve para sumergir al lector en atmósferas opresivas donde el tiempo parece detenerse o avanzar de manera distorsionada.
Su debut, «Satantango» (1985), estableció esta marca estilística. La novela estructura sus capítulos según los pasos del tango: seis hacia adelante y seis hacia atrás, creando un movimiento narrativo circular que atrapa a los personajes en un destino inevitable. La historia retrata a un grupo de habitantes aislados en un poblado rural, sometidos a la misteriosa influencia de un hombre que ejerce poder sobre ellos. La escritora estadounidense Susan Sontag la celebró y describió a Krasznahorkai como un maestro «del apocalipsis».
Temas que resuenan en el presente
El apocalipsis es, precisamente, uno de los temas centrales de su literatura. Pero no se trata del apocalipsis espectacular del cine o la ciencia ficción, sino de colapsos silenciosos, decadencias lentas, comunidades que se desintegran desde dentro. Sus historias transcurren en espacios periféricos: pueblos olvidados, aldeas en la llanura húngara, pequeñas ciudades de provincia donde la vida parece haberse detenido.
«La melancolía de la resistencia» (1989) aborda otro de sus temas recurrentes: la crítica al comunismo que gobernó Hungría durante más de 40 años. La novela cuenta cómo un circo llega a un pueblo con un solo número: una ballena embalsamada. Los críticos interpretaron esta imagen como una alegoría del sistema comunista en declive. La obra también explora cómo el miedo al caos empuja a las personas a aferrarse al fascismo o a cualquier promesa de orden, un tema que resuena en la actualidad política europea.
Más allá de Hungría
László Krasznahorkaino se limita a retratar su país natal. «Herscht 07769», una de sus obras más recientes, se desarrolla en un pequeño pueblo de Turingia, Alemania. La Academia Sueca la destacó como «una gran novela alemana contemporánea» por su precisión al retratar el malestar social. La novela combina violencia y belleza en un mismo aliento narrativo, desarrollando su terror en el contexto del legado de Johann Sebastian Bach.
En «Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río», el autor se adentra en la filosofía zen y la estética japonesa, mostrando su capacidad para dialogar con tradiciones culturales distantes. Esta apertura convierte su obra en un proyecto universal que trasciende las fronteras geográficas y culturales.
Una colaboración fructífera con el cine
La relación de László Krasznahorkai con el cineasta Béla Tarr ha sido fundamental para ampliar el alcance de su obra. Tarr adaptó «Satantango» en una película de casi siete horas en blanco y negro, y «La melancolía de la resistencia» bajo el título «Las armonías de Werckmeister». Estas adaptaciones, tan exigentes como las novelas originales, han contribuido a consolidar la reputación internacional del escritor.
¿Vale la pena el esfuerzo de leerlo?
Leer a László Krasznahorkai exige paciencia y disposición para adentrarse en territorios narrativos complejos. Pero quienes aceptan el desafío encuentran una literatura que ofrece experiencias únicas: prosas que funcionan como música, historias que se despliegan como ceremonias, personajes atrapados en dilemas existenciales profundos.
Su obra, traducida al español por Adan Kovacsics y publicada principalmente por Acantilado, está disponible para lectores hispanohablantes. Con este Nobel, Krasznahorkai se convierte en el segundo húngaro en recibirlo, después de Imre Kertész en 2002, y confirma que la literatura todavía tiene espacios para voces radicales y visionarias.