En un escenario de incertidumbre y volatilidad en América Latina, el Perú destaca por su estabilidad monetaria, crecimiento sostenido y un entorno institucional que refuerza la confianza de los inversionistas nacionales e internacionales.
El contexto económico mundial continúa marcado por la incertidumbre, pero en Sudamérica el Perú destaca como una economía que mantiene estabilidad y orden en medio de la volatilidad regional. Mientras varias naciones enfrentan depreciaciones abruptas, presiones inflacionarias y retrocesos en la inversión extranjera, el país ha logrado sostener una política macroeconómica prudente, una moneda relativamente firme y un crecimiento moderado, configurando un escenario atractivo para inversiones que buscan mercados emergentes con proyección expansiva.
Este año, organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) reforzaron sus expectativas positivas sobre la economía peruana, estimando un crecimiento real del PIB cercano al 2.9%. Paralelamente, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) ha resaltado que el nivel de reservas internacionales continúa proporcionando un amortiguador sólido frente a choques externos, consolidando la percepción de una economía ordenada. La inversión extranjera directa (IED) también ha mostrado señales de recuperación: solo en 2024 alcanzó los 5.9 mil millones de dólares, cifra superior al promedio de la última década y evidencia de la confianza de los flujos de capital.
A nivel fiscal, el BBVA Research proyectó que el déficit del sector público no financiero se aproximaría al 2.4% del PIB, lo que refleja un esfuerzo por mantener sostenibilidad en las cuentas públicas. A esto se suma un entorno financiero estable, con una tasa de referencia coherente con los objetivos inflacionarios y una política monetaria que ha ayudado a sostener expectativas ancladas y un ambiente favorable para la toma de decisiones económicas.
ESTABILIDAD MONETARIA DEL PERÚ
La economía peruana ha sobresalido por su capacidad de resistir la volatilidad cambiaria regional. Mientras varios países latinoamericanos enfrentaron presiones inflacionarias significativas, el Perú registró una inflación anual de 1.11% en agosto de 2025, una de las más bajas de la región. Este comportamiento contribuye a la credibilidad del BCRP en el manejo técnico del sol peruano y en la estabilidad del sistema monetario.
El informe Tendencias recientes y previsiones macroeconómicas 2025-2026 del BCRP señala que las reservas internacionales netas alcanzaron los 88.6 mil millones de dólares, cifra que respalda la capacidad del país para enfrentar escenarios adversos sin recurrir a medidas abruptas. Asimismo, el mantenimiento de una tasa de referencia de 4.25% ha contribuido a sostener condiciones financieras estables, reduciendo el riesgo cambiario para empresas y operadores económicos.
En un entorno donde varias monedas latinoamericanas han evidenciado depreciaciones marcadas, el sol peruano ha mostrado un mejor desempeño relativo. Esta combinación de baja inflación, reservas robustas y una política monetaria coherente hace que el Perú ofrezca un horizonte cambiario más predecible para proyectos de mediano y largo plazo, un aspecto que resulta clave para inversionistas internacionales.
CRECIMIENTO SOSTENIDO DEL PERÚ
El BCRP elevó sus proyecciones de crecimiento para este año a 3.2%, impulsado por sectores clave como la agroexportación, la manufactura primaria y un consumo privado que muestra señales de recuperación. Estos factores han permitido que el país retome una senda de crecimiento más clara, luego de las dificultades de periodos anteriores.
El FMI también prevé un crecimiento cercano al 2.9%, lo que, si bien no representa un máximo histórico, confirma una trayectoria de expansión estable. La inflación contenida ha favorecido la recuperación del consumo y de la inversión privada, mientras que sectores como minería y agroexportación continúan siendo pilares fundamentales que sostienen la actividad económica.
Este conjunto de motores permite que el país no dependa exclusivamente de un único sector o del comportamiento de las materias primas, lo que fortalece su resiliencia estructural. Aunque la OCDE proyecta una moderación del crecimiento para el próximo año debido a factores externos, también destaca que el Perú cuenta con un marco macroeconómico sólido que respalda su desempeño.
MARCO FAVORABLE PARA LOS NEGOCIOS
El informe Estudios Económicos: Perú 2025 de la OCDE destaca que el país mantiene políticas macroeconómicas e institucionales que proporcionan un entorno previsible para las inversiones. Existen mecanismos de estabilidad jurídica y múltiples tratados de libre comercio que amplían el acceso a mercados, factores que posicionan al Perú como un destino competitivo en la región.
La Declaración de Clima de Inversión 2025 del Departamento de Estado de EE. UU. resalta que el Perú ofrece trato de nación más favorecida, ausencia de restricciones significativas al movimiento de capitales y acuerdos de estabilidad tributaria, así como zonas de desarrollo especial que potencian la competitividad empresarial. Estas condiciones fortalecen la confianza de inversionistas que buscan mercados abiertos y con reglas claras.
Asimismo, el país continúa impulsando asociaciones público-privadas (APP) orientadas a cerrar brechas de infraestructura en transporte, energía, agua y telecomunicaciones. De acuerdo con Ernst & Young, esta estrategia proporciona a los inversionistas de largo plazo contratos más estables y previsibles, fortaleciendo la percepción del Perú como un destino seguro y rentable para la inversión nacional y extranjera.
ECONOMÍA RESILIENTE Y CON VISIÓN DE FUTURO
Las proyecciones del FMI estiman que el crecimiento peruano se ubicará entre 2.9% y 3.1% en 2025, sustentado por un sistema financiero sólido, reservas elevadas y un entorno inflacionario bajo. Este conjunto de fundamentos macroeconómicos permite que el país mantenga su dinamismo incluso frente a un contexto global incierto, reforzando su posición como una economía confiable dentro de la región.
El Perú avanza también con una perspectiva estratégica hacia el mediano plazo, basada en la recuperación del consumo, la expansión de la agroexportación, una creciente cartera de proyectos mineros y mayores inversiones en infraestructura. Aunque persisten desafíos institucionales y fiscales, organismos como la OCDE señalan que la ruta hacia la diversificación productiva está en marcha.
En síntesis, el Perú proyecta una economía resiliente, estable y orientada a un crecimiento sostenible. Para los inversionistas, representa un mercado emergente con fundamentos sólidos, riesgo moderado y oportunidades concretas en sectores estratégicos. Invertir en el Perú significa no solo aprovechar su desempeño actual, sino acompañar la construcción de una trayectoria económica más moderna y competitiva.











