Hay quienes consideran a Qatar 2022 como un mundial discreto, a pesar de que este torneo dejó algunos hitos para la posteridad. Por ejemplo, en este país de áridos paisajes, Argentina cosechó una merecida y disputada tercera estrella. La histórica hazaña ante Francia fue contemplada por 1500 millones de personas –una quinta parte de la población del mundo– desde televisores y equipos móviles.
A decir de OpenBet, proveedor especializado en apuestas deportivas, el mundial qatarí registró otros singulares récords. Uno de ellos es que, durante el certamen, las apuestas deportivas se incrementaron un 13% más en relación a lo visto en Rusia 2018. Esta cifra sobrepasó, incluso, a los números del LVI Super Tazón de 2022.
Y, si bien falta un par de años para la siguiente justa mundialista, populares plataformas de juego como DraftKings, FanDuel, BetMGM, Caesars Sportsbook o bet365 ya han lanzado a sus favoritos a llevarse el título en Canadá, Estados Unidos y México 2026. Entre ellos, se asoman Francia, Brasil, Inglaterra, España, Alemania, Argentina y Portugal.
Lo anterior es apenas una pequeña muestra del enorme potencial del deporte rey en el mercado de las apuestas, pero no es una cualidad exclusiva. A estas alturas del partido, no existe evento deportivo que se encuentre alejado de la mira de las casas de apuesta que, a través de sucursales físicas y aplicativos virtuales, afianzan su desarrollo.
MERCADO TECNOLÓGICO
El éxito de este fenómeno puede explicarse por sus factores tecnológicos, mercantiles y culturales. Todos ellos están inevitablemente relacionados con la masificación del uso del Internet ya que no solo amplió la cantidad de usuarios conectados en el mundo, sino que los acercó y habituó a las interfaces de las apuestas deportivas.
Poco a poco, los diseñadores añadieron gráficas de alta calidad, menús más interactivos y de gran jugabilidad. Se crearon, además, aplicaciones más intuitivas y eficaces a las que incorporaron pronósticos certeros, recomendaciones personalizadas, análisis de datos en tiempo real y eficientes controles de seguridad para los apostadores.
En años más recientes, la llegada de la Inteligencia Artificial terminó por revolucionar esta modalidad de juego. Los algoritmos, modelos predictivos y análisis de cuotas cada vez más precisos sirven ahora para examinar al detalle los factores (deportivos, climáticos, geográficos u otros) que pueden influir en el resultado de una competición.
El iGaming, modelo que utiliza la Internet como soporte de las apuestas virtuales a través de ordenadores o dispositivos móviles, ha seguido de cerca este avance. Con estas dos herramientas, ha establecido sus más altos valores agregados: experiencias de juego más inmersivas, seguras y transparentes para una nueva generación de usuarios.
JUGADORES DIGITALES
Este breve análisis no podría soslayar la irrupción de los ‘millennials’ (nacidos entre 1981 y 1995) y la “Generación Z” (nacidos entre 1996 y 2012), según la popular clasificación de William Strauss y Neil Howe. Ambos segmentos ya viven altamente familiarizados con la tecnología y representan 22,4% y 23,7% de la población mundial, respectivamente.
Los integrantes de la “Generación Y” son catalogados como más convencionales, seguros, orientados al trabajo en equipo, presionados y exitosos. Lo más importante: son la bisagra que grafica perfectamente la transición de lo analógico a lo digital, así como la adaptación de la tecnología a la vida, al trabajo, la escuela y al entretenimiento.
A diferencia de sus predecesores, los ‘centennials’ son considerados nativos digitales y adoran la convivencia en un mundo hiperconectado. No conocieron el mundo sin Internet y suelen basar sus decisiones (compras, apariencia, viajes y otras afines) leyendo reseñas o recomendaciones que otros usuarios publican en sus redes sociales.
Mientras unos van llegando a la mediana edad, otros superan apenas la mayoría de edad, pero ambos son agentes dinámicos del consumo actual. Su predilección por los entornos virtuales y el acceso al entretenimiento –en todas sus formas– desde smartphones o computadoras antes que acudir a lugares físicos han marcado una firme tendencia.
CUOTAS AL POR MAYOR
Este auge no sería igual sin las microapuestas, también llamadas “apuestas directas”. En ellas los usuarios realizan predicciones sobre aspectos particulares que podrían suceder (o no) en una competencia deportiva, algo que no solo añade atractivo a la apuesta, sino que ofrece innumerables posibilidades de juego según la disciplina.
Si se habla de fútbol, además de elegir al ganador de un partido, salvo termine en empate (1-X-2), uno puede aventurarse por el score exacto, la cantidad de goles por cada tiempo, el equipo que marque primero, la cantidad de tiros de esquina, o, incluso, si un jugador recibirá la tarjeta roja. También es posible combinar estos eventos.
En el baloncesto puede apostarse si la cantidad de puntos alcanzada en alguno de sus cuatro cuatros será par o impar, mientras que en el tenis será posible vaticinar si habrá o no un tie-break (desempate). En un partido de béisbol podría apostarse si habrá uno o ningún home-run, o si un bateador será ‘ponchado’ por un lanzador.
Esta lista continúa. En el rugby es usual apostar por las carreras a 15, 20 o 25 (las yardas recorridas por un jugador); y en dardos sobre las posibles cantidades de mangas. Los amantes del hockey, en cambio, tendrán la chance de apostar por márgenes de ventaja o victoria, goles exactos (incluyendo penaltis), la portería a cero, entre otros.
MERCADO FUTBOLERO
Las preferencias de las apuestas deportivas suelen tomar como eje al fútbol en el Viejo Continente. Razones sobran: aquí radican las mejores ligas del mundo y los campeonatos más esperados y también existe cierta solidez jurídica y adecuadas políticas de prevención (delitos informáticos y de protección por juego compulsivo).
En el Reino Unido, hogar de la Premier League, esta efervescencia resulta evidente. Según cifras de la Comisión de Juegos de la isla (UKGC, por sus siglas en inglés), durante 2020, el 23% de los usuarios realizó apuestas deportivas en línea por un valor de 2.100 millones de libras, casi 2.700 millones de dólares.
Y, entusiasmados por los astros que brillan en La Liga, los aficionados españoles destinan 370 euros (398 dólares) cada año en apuestas de fútbol. Las estadísticas oficiales en la península indican, además, que el 43% de los ingresos del juego en línea proviene de las apuestas deportivas, cifra ligeramente superior al 41,2% generado en casinos virtuales.
Mientras que, en un reciente boletín, iGaming Business (iGB) informó que en Italia las apuestas deportivas en puntos físicos y en línea registraron poco más de 1.578 millones de euros. Aquí las jugadas habituales no se limitan únicamente a la Serie A, sino que incluyen partidos de la Serie B y C, así como torneos internacionales.
GALOPES, RUEDAS Y CADENAS
Pero no todo son goles en el rectángulo de césped. Los apostadores dan cuenta de la preferencia de otros deportes por su afinidad histórica, geográfica o cultural. Un ejemplo notable es la carrera de caballos, deporte originario de Reino Unido, pero que con el tiempo ha despertado el interés con certámenes en todo el mundo.
Los más importantes se celebran en los Emiratos Árabes (Dubái World Cup), Estados Unidos (Kentucky Derby y Breeder’s Cup), Japón (Nakayama Grand Jump), Australia (Melbourne Cup), Francia (Prix de L’Arc de Triomphe) y Reino Unido (Royal Ascot). Las apuestas en el turf van a la predicción al caballo ganador o al segundo favorito.
Los amantes de la alta velocidad tienen una amplia variedad de disciplinas por las que jugársela. Nadie podría negar el furor que despiertan los bólidos de la Fórmula 1. Sus adeptos como sus principales circuitos están en prácticamente todos los continentes al punto que sus premios aparecen en las casas de apuestas. Otras competencias son el Campeonato Británico de Superbikes y el NASCAR de Estados Unidos para los fanáticos del motociclismo y los autos de serie, respectivamente. El ciclismo también ha cosechado presencia en el rubro gracias a sus incontables fans en Francia, Italia y España, países que acogen famosos circuitos. A esta variedad se han ido incorporando los deportes electrónicos (eSports) que, dada su alta popularidad, serán la fuerza que apalanque un nuevo impulso en las apuestas deportivas.
