El nuevo mandato de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos promete marcar un antes y un después para la industria de las criptomonedas. Con un enfoque claro en la innovación y el crecimiento económico, la administración ya está diseñando medidas clave para transformar el panorama regulatorio y crear un entorno más favorable para el sector cripto.
Reconfiguración en la SEC y nuevas políticas cripto
La salida de Gary Gensler como presidente de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), programada para el 20 de enero, abrirá paso a una revisión profunda de las políticas regulatorias implementadas durante su gestión.
Los comisionados republicanos Hester Peirce, conocida como “Crypto Mom”, y Mark Uyeda, apodado “Crypto Dad”, liderarán este esfuerzo. Según Reuters, las revisiones podrían comenzar la próxima semana, una vez que el Senado confirme a Paul Atkins como nuevo presidente de la SEC.
Atkins, un veterano de la SEC y nominado por Trump, colaborará con Peirce y Uyeda para redactar nuevas reglas que aclaren cuándo una criptomoneda debe considerarse un título valor. Este tema ha sido motivo de litigios recurrentes entre la SEC y empresas del sector. Las nuevas directrices buscarán un enfoque más colaborativo, con aportes de la industria y retroalimentación del público, lo que podría favorecer la innovación.
Además, se revisarán casos judiciales relacionados con criptomonedas que aún están pendientes. Algunas de estas demandas podrían ser congeladas o incluso retiradas si no incluyen acusaciones de fraude, según fuentes cercanas a la administración.
Orden ejecutiva para impulsar el sector cripto
El equipo de transición de Trump también trabaja en una orden ejecutiva para abordar problemas que afectan al sector cripto. David Sacks, designado como “zar cripto” de la administración, lidera esta iniciativa con estrategias centradas en:
- Fin del “Debanking”: Prohibir el cierre arbitrario de cuentas bancarias de empresas cripto.
- Revisión de la norma SAB 121: Derogar la normativa que obliga a los bancos a registrar activos digitales como pasivos en sus balances financieros.
La SAB 121, implementada en 2022 bajo la administración de Joe Biden, ha sido criticada por su impacto negativo en el desarrollo del sector. Esta medida exige que los activos digitales custodiados por bancos o plataformas de intercambio sean registrados como deudas, generando desincentivos para que estas entidades ofrezcan servicios de custodia.
Estados Unidos como líder en innovación para las criptomonedas
El enfoque de Trump no solo busca eliminar barreras regulatorias, sino también posicionar a Estados Unidos como un líder global en tecnologías emergentes.
Según un informe del Washington Post, el presidente podría firmar varias órdenes ejecutivas durante sus primeros cien días, incluyendo una para la creación de una reserva estratégica de bitcoin. Esta promesa de campaña podría consolidar al país como referente en el ecosistema de activos digitales.
Nombramientos clave para la innovación
En línea con esta visión, se espera la designación de líderes a favor de la tecnología en agencias clave como la Casa Blanca y el Departamento de Salud y Servicios Humanos. Entre las prioridades también figura la revisión de regulaciones sobre inteligencia artificial y la reducción del escrutinio antimonopolio para fomentar la innovación.
Marc Andreessen, empresario destacado y asesor de Trump, trabaja en propuestas para disminuir las demandas contra empresas cripto y garantizar un marco legal que facilite su prosperidad.
Impulso cripto a nivel estatal
El apoyo a las criptomonedas también se extiende a nivel estatal. Estados como Nuevo Hampshire, Texas y Ohio han propuesto legislaciones para crear tesoros de bitcoin, buscando diversificar reservas y protegerse contra la inflación. Estas iniciativas locales reflejan un compromiso creciente con la innovación financiera y el uso estratégico de activos digitales.
Un futuro prometedor para el sector cripto
Con estas medidas, la administración de Trump busca transformar el panorama de las criptomonedas en Estados Unidos. Al reducir la burocracia y fomentar la colaboración entre el gobierno y la industria, el país podría consolidarse como un epicentro para la adopción global de blockchain y criptomonedas.
Este enfoque no solo representa una oportunidad económica, sino también un impulso significativo para el avance tecnológico del siglo XXI.